Ikat, técnica milenaria
La Makana es uno de los productos artesanales, culturales e históricos de mucha importancia en las culturas del sur del país. Es una prenda de vestir tradicional de las “cholas cuencanas” que están hechas de lana de borrego y utilizan la técnica milenaria conocida como “el Ikat”. Para teñir de colores estas prendas, se emplean colores vegetales extraídos del tocte (nogal), tierra y cáscaras de frutas, lo que le da una colorida esencia. Todo este proceso de creación de una prenda de vestir lleva alrededor de dos semanas.
La falta de accesorios llevó al reconocido artesano José Jiménez, de San Pedro de Los Olivos, a diversificar su producción con la elaboración de bolsos, carteras, chompas, monederos, manteles, adornos de pared, y por si fuera poco, calzados para mujeres. Tiempo atrás, Don José empezó en la línea del calzado revestidos con telas de makana. Jiménez pensó que las mujeres siempre buscan nuevas tendencias y que siempre deben estar a la moda. Es por eso que es un gran ejemplo de que no hay que rendirse en el lanzamiento de propuestas para no aburrir al mercado.
Donde elabora toda su mercadería es en La Casa de la Makana. Es una construcción rústica que funciona como taller-museo, en el cual, en el interior huele a cuero, a plantas que se utilizan para el tinturado natural de la lana y pegamentos. En ese ambiente labora Jiménez con su esposa Ana Ulloa, sus hijos, hermanos, cuñados, sobrinos. Todo un trabajo familiar.
El proyecto lo ideó hace 5 años y en primera instancia no tuvo una repuesta positiva por la competencia de calzado, pero no fue impedimento para seguir adelante. Este artesano, de 55 años, aprendió la técnica del Ikat a los 10 años de edad, y, a los 20, ya tenía su taller propio. Muchas personas han querido incursionar en la creación de otras prendas como Don José, es el caso de Tobador Almeida, un joven emprendedor que quiere incursionar en este negocio y que a su vez no solo quiere realizar las prendas de vestir, sino también carteras, maletas y adornos para el hogar.
José Alberto, visitante a la casa de la Makana nos comenta que siempre es bueno innovar, buscar nuevas tendencias, nuevas variedades en cuanto a mercadería, esto atrae a los clientes e incluso, fomenta el turismo en el país. En el taller, Jiménez transmite la idea de los diseños y Vera, su esposa, los plasma. Nube, su hijo, corta a mano las siluetas de makana, los pega sobre un soporte de tela adhesiva para finalmente coserlos con las plantillas y tacones. Todo un proceso familiar.
La elaboración del paño consiste en la utilización de hilos de algodón, lana y seda, estos son amarrados en un penco de cabuya. Los diferentes diseños de flores o animales, se forman del contraste entre las zonas del hilo que conservan su color original por estar “amarradas” con cabuya, y las que no están, toman el color del tinte empleado. El diseño de los flecos es variado, pueden ser: anudados, bordados, elaborados a croché y sobreanudados de malla rellenados con aguja.
Jiménez, sin ser diseñador ideó modelos de zapatos en taco magnolia, de muñeca, plataformas y tacones de combinaciones novedosas. Sus clientes son, principalmente, los extranjeros que a diario llegan a la casa de él a observar cómo Jiménez elabora la makana y las demás prendas que realiza en su taller. Para este artesano la clave de cualquier negocio es mantener el dinamismo en el desarrollo de nuevos accesorios y modelos.