Más placer, menos hijos

Dentro de cada época social, sus miembros intentan forjar un nuevo conjunto de ideales que se destaquen de otra generación. Esto se puede observar en el Baby Boom (periodo de nacidos desde 1946 hasta 1964), el cual fijó un modelo basado en los hijos, el proveedor del hogar y el ama de casa. La generación X, compuesta de inmigrantes digitales, está marcada por el auge de MTV, el inicio del internet, el uso progresivo del celular, las PC, entre otros. Por otra parte, la generación Y o Millennial, que, según el sociólogo Rubén Aorca, es la principal consumidora de los productos creados por la generación X, su antecesora, que en su mayoría son productos tecnológicos.

El psicólogo clínico Álvaro Rendón Chasi afirma que estudios sociológicos señalan que, con el paso de los años, la actual generación ha ido moldeando una nueva estructura social, la cual va orientada hacia el antropocentrismo y el placer. Esta nueva generación que ha naturalizado diferentes formas de vida es conocida como los millennials. Sus protagonistas son algo más que una generación digital: marcan la nueva era del consumo y el individualismo. Rendón Chasi dice que “los ideales actuales han cambiado y estamos en un contexto donde lo primordial es tener el último modelo celular, de iPads, iPhone, carro, objetos que hacen semblante de estar completos y de alcanzar la plena satisfacción”.

Madeleine Ramón, de 28 años, afirma que en su adolescencia pensaba en formar una familia, pero mientras cursaba la universidad esa idea se diluyó “Primero quiero estar realizada como profesional, tener otro título y quizá estudiar otra carrera para desarrollar los proyectos que tengo en mente”.

Hay personas que opinan que ser “childfree” (libre de hijos) es una etapa de la vida, es decir, una postura momentánea, mas no permanente. “Considero que cada persona es un mundo diferente; yo creo que dependiendo de la situación podría cambiar de pensamiento”. Así lo considera Luis Lozano, de 24 años, quien es comunicador social.

Mientras que Briggitte Lara, de 21 años, estudiante de comunicación social, no desea tener hijos en ningún momento de su vida. “Me gusta mi estilo de vida como

es ahora y la verdad no quisiera lidiar o tener preocupaciones que tengan que ver con un niño”, indica. Agrega que, de tener un hijo, lo que tenía planificado para progresar profesionalmente ya no sería lo mismo porque su vida giraría en torno a una criatura.

Por otro lado, hay parejas que piensan que es mejor planificar la etapa de maternidad. Así lo considera Stinly Oviedo, de 25 años, quien, luego de culminar su etapa universitaria, está planteándose junto a su esposo la idea de tener un hijo: “Cuando decidí casarme con Víctor, hablamos del tema y estuvimos de acuerdo en no tener (hijos). Estamos bastante bien los dos, adquirimos una casa y balanceamos los gastos equitativamente, así que económicamente para nosotros era más importante ir obteniendo nuestras cosas antes que ser padres”.

Hasta 2014, las cifras de la tasa de fertilidad a nivel nacional determinaban que había 2,3 hijos por mujer. La gráfica es atravesada por una línea en picada con el paso de los años.

En un mundo donde discursos que eran considerados potentes han perdido su estatus de verdades antes las nuevas generaciones, esta generación seguirá dominada por la posmodernidad, la vanidad y el hedonismo, y que las relaciones interpersonales y los compromisos laborales se mantengan inestables tanto en el mundo virtual como en el real. Lo que no es certero es cuándo será el final del dominio de los ideales millennials.